A los 55 años, Ana Machado Alique recibió la noticia que cambiaría su vida: su despido tras más de 30 años de carrera en publicidad. Lo que parecía el final, se convirtió en el inicio de una nueva etapa llena de descubrimientos. Entre la incertidumbre, el golf y el estudio, encontró su verdadera vocación en el arbitraje deportivo. Hoy, con 60 años, Ana es árbitro de la Federación Madrileña de Golf, demostrando que reinventarse es posible, siempre que estemos dispuestos a dar el primer paso.
»Cuando la vida da un giro, aprende a jugarlo»
La vida puede cambiar en un instante y llevarnos por caminos que jamás imaginamos. Ana Machado Alique, con una larga trayectoria en publicidad, se vio obligada a replantearse su futuro cuando, a los 55 años, fue despedida. En medio de la incertidumbre, descubrió nuevas pasiones, aprendió a confiar en sí misma y encontró en el golf y el arbitraje deportivo una nueva razón para levantarse cada día. Su historia es un testimonio de resiliencia, adaptación y el poder de abrirse a nuevas oportunidades.
Cuando una puerta se cierra, el mundo nos ofrece caminos que jamás habíamos explorado. Solo hay que atreverse a caminar.
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La historia de Ana Machado Alique
Ana dedicó más de tres décadas a la publicidad, trabajando en una de las agencias más importantes del sector. Todo cambió en diciembre de 2019, cuando recibió la carta de despido. La incertidumbre la invadió: ¿Qué haré ahora? ¿Quién contratará a alguien de mi edad?.
Tras un tiempo de angustia, decidió obligarse a salir y mantenerse activa. Caminatas por Madrid, exposiciones y, sobre todo, el golf, se convirtieron en sus aliados. Con el tiempo, comenzó a jugar cada mañana y conoció a un nuevo círculo de amigos, descubriendo un mundo que le devolvió el entusiasmo.
Fue en una de esas conversaciones con su amiga Celia cuando escuchó hablar del arbitraje de golf. Intrigada, se puso en contacto con Rafa, el presidente del Comité Técnico de Árbitros, quien la invitó a una charla. La pasión y el ambiente del arbitraje la atraparon y decidió probar suerte en este nuevo ámbito.
El camino no fue fácil. El arbitraje requería preparación y, por primera vez en años, Ana tuvo que volver a estudiar. Al inicio dudó, pero cuanto más aprendía, más se apasionaba por su nueva vocación. Justo cuando sus estudios comenzaban a tomar forma, la pandemia lo paralizó todo. Sin embargo, lejos de desanimarse, aprovechó el confinamiento para profundizar en su formación.
Durante este proceso, su hermana Esperanza le propuso mudarse a Tenerife, pero la indecisión la consumía. Entre la incertidumbre del arbitraje y la posibilidad de empezar una vida en las Islas Canarias, decidió que el destino decidiría por ella.
En 2021, presentó su examen para árbitro. Si aprobaba, se quedaría en Madrid; si no, partiría a Tenerife en busca de nuevos rumbos. En noviembre de ese mismo año, todo cambió: Ana aprobó y se convirtió en árbitro oficial de la Federación Madrileña de Golf.
Desde entonces, ha encontrado en el arbitraje un propósito renovado, una actividad que la llena de energía y satisfacción. Su vida dio un giro inesperado, pero terminó exactamente donde debía estar.

Conclusión: El poder de reinventarse
La historia de Ana es un recordatorio de que la vida puede sorprendernos con oportunidades inesperadas si estamos dispuestos a aceptarlas. Lo que comenzó como un golpe devastador se convirtió en la puerta hacia una nueva vocación y un propósito renovado.
Si algo nos enseña su historia es que nunca es tarde para cambiar de rumbo, para descubrir pasiones ocultas y transformar los desafíos en oportunidades.
💡 «Los problemas no son tan grandes como parecen. Poco a poco, pasito a pasito, las cosas se acomodan. Vive con pasión y disfruta el viaje.»